Lo admito, lo siento, es que soy así: desastrosa. He estado desconectada los últimos días de internet y del mundo literario y de todo lo que no sea trabajo. Soy un desastre y lo admito, canto un mea culpa para que se me perdone: he dejado abandonados a mis hijos literarios, mis historias y los pocos lectores que puedan estar leyendo algo mío.
En definitiva, que soy un desastre con patas. Se siente, no doy más de mi. Aunque espero volver a animarme a poner algo on-line.
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